La Agencia Tributaria en su web, nos indica como declarar las subvenciones recibidas: «como norma general, salvo que la Ley expresamente lo indique, todas las subvenciones o ayudas recibidas por personas que no realizan actividades económicas, tienen la consideración de ganancias patrimoniales, por lo que están sujetas y no exentas en el Impuesto sobre la Renta. Las que reciben las personas que realizan actividades económicas, pueden tener la consideración de rendimiento de la actividad o de ganancia patrimonial, según el destino de la subvención o ayuda».
Este post es una reflexión para los lectores sobre las subvenciones para empresas, a partir de una carta de un emprendedor:
Te escribo porque acabo de hacer la Declaración de la Renta y me he llevado una sorpresa muy desagradable relacionada con las subvenciones de autónomo que recibí el año pasado.
Quiero manifestar mis quejas contra el establishment. La cosa es que el año pasado recibí 6.500 euros en subvenciones (1.500 del ayuntamiento de Málaga y 5.000 de la Junta), pero hoy cuando he formalizado la Declaración de todos mis ingresos, me he enterado de que esos 6.500 euros tributan como un incremento de mi patrimonio, por lo que tengo que devolver unos 2.000, en números redondos.
De manera que:
Por lo tanto, si sumamos lo a priori con lo a posteriori, resulta que de esos 6.500 euros habré recibido al líquido unos 2.500. Sin embargo, las Autoridades Públicas anunciarán a bombo y platillo que me han concedido 6.500 euros, a mí y a otros muchos miles de autónomos. Quizá millones en toda España.
Es obvio que el responsable único de esa sorpresa desagradable a posteriori soy yo, que no me he informado adecuadamente ni me he leído la letra pequeña de las convocatorias, pero es que me pareció de sentido común que si la Administración me daba algo con una mano, no me lo iba a quitar con la otra, porque no estamos hablando del IRPF que se descuenta de la nómina de los empleados públicos, sino de una ayuda que se concede para abrirse camino como emprendedor, que probablemente sea el único horizonte laboral que se vislumbra hoy en día.
Esto es como si se concediera una beca universitaria a alguien por diferentes conceptos (matrícula, desplazamiento, etc.) y al final de curso, la Administración Central del Estado le pidiera que le devolviera el 30%.
Un abrazo fuerte.
Algunos datos a tener en cuenta, para reflexionar: