El análisis de la cadena de valor de la empresa, sirve para el análisis del sistema de valor del sector de actividad. Esta herramienta de planificación estratégica permite el conocimiento profundo del sector de actividad en el cual opera la empresa, y sirve para contrastar la idoneidad de las fuentes de ventajas competitivas elegidas por la empresa.

La “la cadena de valor” del sector de actividad, llamada sistema de valor, integra la cadena de valor de los proveedores, la cadena de valor de los canales de distribución y la cadena de valor de los clientes.
El análisis del sistema valor del sector permite detectar:
• Oportunidades de integración hacia delante o hacia atrás.
• Amenazas de integración hacia delante de los proveedores. La posición será aun más crítica si al proveedor le conviene estratégicamente integrarse hacia delante y acceder a la actividad empresarial del siguiente eslabón del sistema de valor del sector.
• Amenazas de integración hacia atrás de los clientes La situación se hace más crítica si a los clientes les conviene estratégicamente integrarse hacia atrás, entrando en la actividad de la empresa, en el nivel anterior del sistema de valor del sector.
• Amenazas de integración hacia atrás de los canales de distribución.
• Clientes, distribuidores, proveedores: alianzas, cooperación inter-empresarial. El estrechamiento de las relaciones proveedor-cliente ofrece la posibilidad de eliminar costes y reducir tiempos, así como la oportunidad de generar un modelo más eficiente de respuesta al consumidor.
• Posibles procesos de expansión horizontal por compra /venta de empresas y/o de participaciones cruzadas entre los participantes en el sistema de valor.
A menudo, la integración permite a la empresa diferenciar con más éxito su producto debido a que puede controlar más elementos del proceso de producción o la forma en que se vende el producto. Proporcionar servicio para un producto, así como vender el producto en sí, puede permitir a una empresa diferenciarse, aun cuando su producto no sea superior al de sus competidores.
La idea básica de la integración es aumentar el valor añadido. Se trata de realizar el proceso anterior o posterior en el sistema de valor del sector, es decir, que la empresa, aparte de su actividad, realice la del eslabón anterior en el sistema de valor, la de sus proveedores (integración hacia atrás), o la del siguiente eslabón en el sistema de valor, la de los canales o clientes (integración hacia delante).
En la actualidad se da el proceso contrario, la “desintegración” en algunos casos llevada al extremo, para abaratar costes. La mayoría de las grandes empresas productivas “externaliza” parte de su actividad a empresas que tienen menores costes de producción ya sea porque se encuentran en países donde la producción es más barata o porque son especialistas en ello.
El fenómeno de la concentración/integración se da en las IICC clásicas a nivel nacional, y tiene ciertos peligros que conviene vigilar. Los grupos empresariales consiguen sinergias derivadas de la explotación cruzada de distintas industrias en el área de la producción cultural. Veamos los tipos:
• Concentración vertical/monomedia: de distintos tramos de la cadena de valor de la industria cultural (desde la producción a la distribución).
• Concentración horizontal/multimedia: en el mismo tramo de la cadena de valor de distintos sectores de la industria cultural. Esta última forma de concentración es la que entraña un mayor peligro.
Al estar concentradas en sus manos la mayoría de empresas del área de la producción cultural se reivindica una mayor calidad al tener una mayor presión en el mercado, el peligro que surge es que se limita la diversidad y la libertad creativa y de información, así como la libre competencia (monopolios), hecho que debe estar firmemente vigilado por el Tribunal de la Competencia.