Las ciudades no están planificadas urbanísticamente para disfrutar de ellas, no se piensan para el uso de los niños, ni el de las personas con movilidad reducida, ni en las personas mayores ni en las mujeres de mediana edad.
Según distintos estudios, las mujeres utilizan más el transporte público que los hombres y se suelen desplazarse más por las ciudades, por la incorporación de la mujer al mercado laboral. Se está produciendo un desfase en la planificación urbanística, siendo muy difícil conciliar la vida laboral, la familiar y la personal.
Nos referimos a un sentido amplio de urbanismo de ciudad, sin olvidar esos pequeños detalles que perturban nuestra vida, como los adoquinados de los centros de la ciudad, que rompen, desgastan y deforman los tacones; las aceras que resbalan cuando están húmedas; las obras continuadas en las mismas calles y aceras, por falta de planificación, que además de costosas, provocan tropiezos, siendo incómodas para caminar.
Vivimos en ciudades incómodas, pensadas más para el automóvil que para los ciudadanos, diseñadas principalmente por personas que no pasean ni viven la ciudad.
La planificación urbanística, afecta en nuestro día a día, por lo que debería tener en cuenta que personas utilizan los espacios públicos de las ciudades, cuantas son, para que lo utilizan y cómo interactúan con el resto de habitantes, incorporando el punto de vista de todos los individuos que conviven en las ciudades.
Una vez analizado todos estos datos, se obtendrían los intereses que tienen las personas, proporcionando el urbanismo las herramientas necesarias para realizar una planificación urbanística que cubra las necesidades que surgen de vivir en las ciudades.
Este enfoque urbanístico, implica considerar las diferencias de los ciudadanos en cuanto al uso y la planificación del territorio, mediante proyectos que ofrezcan soluciones de mejora de la movilidad, mejora en la calidad de transporte público, compatibilizándolo con el transporte privado, mejora del alumbrado e iluminación de las calles, mejorando así el uso espacio público.
Hay que pensar y diseñar las ciudades de forma transversal, donde seamos felices viviendo en ellas, con una perspectiva global, siendo energéticamente eficientes, con el uso de las nuevas tecnologías.