¿En qué trabajo?, y ¿Para qué sirve?, estas son algunas de las preguntas que mis familiares más próximos y mis amigos me preguntan, cuando se habla de las ocupaciones de cada uno y de los niveles de stress que produce nuestros trabajos.
Pues trabajo en una Fundación Pública, que tiene como objetivo fomentar el emprendimiento, estando especializado, en los emprendedores creativos culturales de Málaga.
Muchas personas piensan que nos dedicamos solo a tramitar subvenciones y constituir empresas. Estas funciones, son parte de mi trabajo, pero no es el que aporta valor a los emprendedores. Yo trabajo para hacer feliz a mis emprendedores, cumpliendo sus sueños y sus metas, para que trabajen y vivan de sus proyectos vitales, para que sus hobbies y su ocio sea rentable, lo que implica estar conectados con ellos 24 horas al día, 7 días a la semana.
La forma de empezar de que vean luz en su camino, es haciéndoles aterrizar con el plan de empresa, para que analicen si pueden o no vivir de su empresa. Esto se hace con unas jornadas formativas que duran un mes, de dedicación casi exclusiva a ellos, con tutorías personalizadas, donde se incide sobre todo en su plan de comunicación y venta. ¿Por qué centrarnos en su comunicación?, porque tienen muy buenos proyectos empresariales, muchos de ellos rentables, pero al ser desconocidos, no pueden vivir de ello.
La paradoja es que en casa de herrero cuchillo de palo, es decir, creo que vendo muy bien la importancia de la marca y de la comunicación-venta a los emprendedores culturales, pero mis compañeros y mis jefes, no les llego hacer comprender ni son conscientes del trabajo que implica estas jornadas formativas. Respecto a la comunicación externa con las personas emprendedoras, creo que si me funciona, porque son conscientes de la implicación en mi trabajo.
Amo mi trabajo, y me hace feliz cada éxito de mis emprendedores. Mi objetivo es ser su catalizador positivo, en la reacción química del emprendimiento, para que logren sus anhelos personales y profesionales.