Cuando una persona emprendedora quiere poner en marcha su actividad empresarial, debe centrarse en su propuesta de valor, en su modelo de negocio y en la actividad comercial.
Los aspectos burocráticos y legales, para los emprendedores suelen ser tediosos y, enigmáticos, motivo por el cual acuden a una asesoría, además de ser recomendable, por los cambios legales en los aspectos tributarios, legales, fiscales, etc, que se producen todos los años.
Todo emprendedor que comienza, suele hacer todas las actividades y gestiones de la empresa, para ahorrar costes. Esto es el principal motivo, para elegir los servicios de asesoría gratuita que ofrecen algunas entidades locales, organismos públicos y asociaciones, que incluyen un año de asesoramiento fiscal, laboral y contable. A veces, también incluyen los servicios de información y orientación sobre incentivos y subvenciones.
Estos programas van dirigido a todas las sociedades mercantiles, civiles y empresarios individuales, y nacen con el propósito de apoyar el inicio y puesta en marcha de la actividad empresarial.
Estas asesorías “gratuitas”, reciben unas pequeñas cantidades anuales de dinero de estas entidades, que normalmente pagamos todos con nuestros impuestos, que el primer año no les son rentables económicamente, pero le aseguran una cartera amplia de clientes. Su negocio está en la fidelización de las empresas para el segundo año, cuando ya no es gratuito su servicio, siendo conscientes, que cambiar de asesoría suele ser un “trauma” para las empresas.
Cuando se elige una de pago, algunos de los criterios de selección por parte de los emprendedores, desde mi experiencia, es por cercanía, por recomendación, o por ser la más económica, sin tener en cuenta criterios como:
- Su experiencia y profesionalidad contrastada.
- La variedad de servicios que ofrece.
- Ofrecer gestoría online y gestoría presencial, por el ahorro de tiempo, desplazamientos innecesarios, etc.
- Claridad y transparencia, en todo lo que se hace, así con en la tarifa de precios.
- Y, sobre todo, la personalización de los servicios a las necesidades de las empresas, en función de su tamaño, actividad y forma jurídica.
A veces las asesorías cometen errores, de forma involuntaria, por los que sus clientes son sancionados, viéndose obligados a asumir el pago las empresas; descuidos, porque no se reúne con el emprendedor a finales de año para planificar fiscalmente el cierre del ejerció y del año siguiente; o simplemente no tramitan ayudas, subvenciones, bonificaciones en la contratación de trabajadores, …., por desconocimiento o sobrecarga de trabajo.
Por tanto, se plantea la reflexión si considerar una asesoría como un gasto o una inversión. Desde un punto de vista económico y financiero, en los asientos contables es gasto, pero desde una visión de gestión empresarial, debería considerarse como una inversión. Contablemente, lógicamente va en la cuenta de Pérdidas y Ganancias, y no en el balance, pero es un activo para la empresa porque:
- Que contribuye a la generación de ingresos en tesorería durante más de un ejercicio económico, al ahorrar mucho dinero en la presentación de impuestos.
- Por el mismo criterio, que los trabajadores son el mejor activo de las empresas.
- Por la tranquilidad y seguridad de tener una persona de confianza que gestiona tu empresa
Las asesorías deben pensar y facilitar la vida a sus clientes, y las personas emprendedoras deben pensar que a veces lo barato sale caro.